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Alfredo Picón Soto, de La Peñita al enorme tráfico de Monterrey

Casi 23 años de trabajar en el volante a bordo de su taxi en la enorme Ciudad de Monterey que incluye, su enorme zona conurbada, distinguen a Alfredo Picón Soto como todo un ejemplo de lo que es un ser humano con ganas y deseos de salir adelante en esta vida, según nos lo comentó el mismo en entrevista con El Redactor.

Originario del Ejido La Peñita en el norte de nuestro municipio de Soto la Marina, Alfredo nos dice que por la necesidad de salir adelante en la vida es que decidió partir a la Sultana del Norte hace unos 23 años, “primero la idea era el irme a trabajar por una temporada solamente, pero las circunstancias se fueron dando de manera positiva, por lo que ya me quedé de manera permanente en Monterrey” indica.

“El llegar de La Peñita a un monstruo de Ciudad como lo es Monterrey para nada es fácil y menos aun cuando te pones al volante de un taxi y que aparte no conoces todas las zonas de la ciudad, pero con los días y al paso de unos tres meses ya le había agarrado el modo a este trabajo”, recordó.

“Inicialmente cuando llegué a Monterrey empecé a trabajar en el taller de los Transportes Urbanos de la Ruta 205 en el área de mantenimiento y al paso de un tiempo, mi primo Rafa Soto, me invitó a trabajar en un taxi a bordo de un bocho en ese tiempo y me gustó tanto que en este oficio pienso trabajar hasta que mi Dios me de las fuerzas necesarias”, indicó.

Recuerdos de La Peñita son muchos y muy hermosos los que tiene tatuados Alfredo en su mente y en su corazón y rememora las tardes de baño en el rio del ejido, así como los domingos de fut y de beisbol, incluso las peleas naturales que en la niñez se presentaban y de las cuales la amistad no se perdía y es que ya después la amistad seguía, como si nada hubiera pasado.

Coincidió con el de la pluma en cuanto a que la convivencia que se presenta desde la niñez entre las antiguas generaciones de La Peñita al paso de los años se convierte en una hermandad y es que nos une el sentido de pertenencia y de identidad que siempre nos unirá, “éramos muy pobres en aquellos años, pero como éramos muy felices, ni lo sabíamos”, expresó.

Nos dice que su familia está conformada por su esposa la Enfermera, Verónica Colorado Martínez así como sus hijos, Alfredo Picón Colorado, Lic. en Ciencias Políticas y Verónica, Lic. en Ciencias de la Comunicación, a quienes de manera conjunta pudieron guiar de manera positiva por medio del estudio profesional.

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