Editoriales

Gaceta

Por: Raúl Terrazas Barraza

*Pánico pandémico

De la pandemia de COVID-19 quedan muchísimas cosas por decir y durante varios meses, por desgracia predominarán los datos de contagios y fallecimientos, en virtud de que la evolución natural de la misma se agrava en virtud de que las medidas preventivas no funcionan de la manera esperada, la gente cree que estar en casa es un cuento, cuando en realidad, mientras menos movilidad haya en las calles la transmisión del virus se reduce.

Hace unos días apareció una tabla con algunas predicciones para las entidades del país, en la cual señalan las semanas o meses que deberán pasar para estar de nuevo en la normalidad, obvio, tras domar la pandemia que tantas discordias ha generado entre los tomadores de decisiones.

Según esa información Tamaulipas estaría en el pico de los contagios por ahí a mediados de septiembre y saldría de la pandemia para mayo del 2021.

Por increíble que parezca, este dado tiene más peso que el estudio de casos que, desde la perspectiva epidemiológica se lleva a cabo todos los días, con mediciones puntuales originadas en la consulta de pacientes, la realización de pruebas y el resultado de estas, los que, quiérase o no, permiten la toma de decisiones por parte de los responsables del sistema de salud mexicano.

La tabla predictiva de la pandemia deja ver que Tamaulipas es la segunda entidad de la región noreste en controlar el COVID-19, porque en San Luis Potosí podrían hacerlo en la segunda semana de agosto y podrían salir del lío en febrero venidero, en tanto que, en Nuevo León el pico más alto de contagios podrá registrarse a mediados de octubre y salir de la pandemia a fines de junio próximo.

En el caso de Coahuila, la cúspide de los contagios se prevé para mediados de noviembre y podrían cantar victoria contra la pandemia hasta septiembre también del 2021.

Al afirmar que la pandemia se quedará entre los mexicanos, se generan una serie de opiniones y sentimientos encontrados que arrasan con la adopción de las medidas sanitarias para controlar el mal y desde luego con el futuro tanto de las acciones preventivas que involucran a toda la población que se supone unida para evitar que haya más estragos en la sociedad.

También el hecho de que la pandemia se quede, supone una mejoría en la respuesta a las medidas preventivas, solo que ahora mediante una acción particular o más individual, es decir, cada persona deberá de luchar por su seguridad para impedir contagiarse, aunque, en primera instancia tiene que decir si quiere vivir o quiere morir, ya que, andar en la calle o en sitios públicos sin protección equivale a quedar a merced de la pandemia, contaminarse y enfrentar dificultades para atenderse por la escasa disponibilidad de espacios en las unidades médicas y quizá fallecer.

Aquellos que aman la vida, que están seguros de permanecer en el mundo, tienen que iniciar con su protección, pedirá y quizá hasta exigirla a los contactos que puedan tener en el desarrollo de sus actividades cotidianas, porque de ello dependerá que no haya contagios y que, al fin pueda contenerse la cantidad de casos que se registran todos los días.

En el país, este fin de semana, se registró uno de los días con mayor cantidad de contagios, el sábado, con siete mil 615 casos, en un escenario que se suponía enfilaba al control.

En Tamaulipas casi se llega a los 13 mil casos y el fallecimiento de personas por el COVID-19, anda ya por arriba de los 800 ciudadanos, mientras que, en Victoria los casos positivos se ubicaron por encima de los mil.

Hay que mencionar, existen infinidad de actividades sociales que alientan el contagio y que no deben de llevarse a cabo, podría parecer sonar a disco rayado, pero, tiene que decirse y se dice, porque es inaudito que suceda. La referencia es sobre varias Iglesias que invitan a la población a unirse a sus actividades mediante anuncios en redes sociales en las cuales, sus dirigentes aparecer sin cubrebocas ni en un escenario en el cual pueda notarse la existencia de medidas preventivas que eviten el contagio.

Sobre la base de esto, es inaudito que, en lugar de colaboración social o ciudadana, más bien de las personas, hay un intensión al cien de revelarse a acatar la propuesta de las actividades de quedarse en casa, extremar las medidas de prevención y no acudir ni a fiestas ni a reuniones.

Para la mayoría de la población tiene más relevancia burlar las medidas sanitarias que adoptarlas y cuando las burlan, se sienten mejor que haber cumplido con las observaciones señaladas desde el Comité Técnico de Seguridad en Salud de Tamaulipas, órgano responsable de la publicación de los Decretos que señalan la continuidad de las medidas sanitarias para contener la pandemia y que establece los criterios para el cierre o apertura de los negocios, cuya filosofía no tienen nada que ver con el afán de evitar la operación de los mismos, porque la meta es lograr que la gente no vaya porque están cerrados y solo así se lograría que menos personas anden en la calle, cuando deben estar en casa.

Obvio, el pánico a la pandemia es otro elemento invitado al escenario actual, porque saber que los hospitales están llenos y que las personas mueren en los vehículos o fuera de las unidades médicas, asusta y esto es mayor cuándo la información de que en alguna parte de los Hospitales se encuentran estacionadas cajas refrigeradas a las cuales se llevan los cadáveres, porque en el interior no existen cámaras frías para mantener los cuerpos.

También genera pánico el hecho de que los crematorios en más de la mitad de las ciudades de la entidad trabajen sin cesar, porque la cantidad de personas que fallecen tienen que hacer cola por días embolsados de acuerdo con los protocolos que tienen las funerarias, para el tratamiento de los cadáveres.

Se pensó mucho en la importancia de adoptar las medidas preventivas contra el COVID-19, cuándo en los medios de comunicación hubo información en el sentido de que los Ayuntamientos y las empresas particulares dedicadas a los servicios funerarios comenzaron a habilitar fosas en áreas lo más alejado posible de las oficinas administrativas para que allí se puedan inhumar los restos de personas que fallecieron con la pandemia y que no pudieron ser cremadas dado que las funerarias tienen su propio ritmo de cremación.

Incluso, cuándo se dijo que algunas empresas están interesadas en construir más crematorios en Tamaulipas, miles de personas voltearon hacia los cuidados particulares, personales y familiares, para evitar contagios y muertes por COVID-19.

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